miércoles, 1 de mayo de 2013


Columna periodística : el universal
Josue Fabian Solano Careaga 

Amilcar Salazar
Estación DF
21 de octubre de 2008
Las “buenas” drogas
Políticos que se dicen “de izquierda” y que aún así se golpean el pecho, escandalizados como beatos, sólo porque un diputado capitalino (Víctor Hugo Círigo) acepta haber fumado mariguana y propone un debate sobre la despenalización de esta hierba, deberían mantenerse alejados de ferreterías, ebanisterías, talleres de fabricación de maquetas, etcétera, ya que podría darles un infarto.
Un montón de “drogas” legales —bastante más tóxicas que la cannabis índica— están al alcance de cualquiera, independientemente del uso que se le dé. Ejemplos: el poderoso pegasuelas Flexo FZ-10, los populares y no poco aromáticos 5000, UHU, kola-loka; sustancias mareadoras como aguarrás, thínner, acetona, benceno, tolueno, gasolina blanca, etc.
Quienes conocen estos productos industriales, saben bien que al pervertir su uso, es decir, al utilizarse como francos inhalantes, causan más daño a la salud que todos esos alcoholes corrientes que, por ejemplo, se venden abiertamente en las vinaterías de las calles de López o de Ayuntamiento. Ejemplos: brandy Brigadier, ron Cabeza Negra o tequila El Tapatío.
“Desinhibición, sensación de ligereza, euforia, bienestar; reflejos lentos, mareos, desorientación; en ciertos casos, alteraciones del habla, laxitud de músculos, vaivén involuntario de los ojos, delirios, alucinaciones, trastornos de la conducta que llegan a ser causales de violencia”, dice un libro médico.
Placeres, males o efectos secundarios, queramos o no, con el uso abierto o clandestino de solventes y de alcohol; sumándose al estrago sanitario la inhalación del plomo automotriz y del tabaco o de infinidad de fármacos éticos y del tipo “chatarra” (como los que anuncian en TV, bajo complacencia de la Secretaría de Salud).
Drogas perfectamente legales y sólo sujetas, al menos presuntamente, al obvio deber que tendría gobierno y sociedad: reglamentar, vigilar y educar.
Pero escandalizarnos sólo porque una voz en el desierto propone… ¡debatir! en torno a la casi utópica, ¿alucinada?, despenalización de la mota o de otras drogas —¡dado el magnífico negocio global que hasta hoy genera el narcotráfico, la venta de armas, ataúdes y hasta el equipamiento de las policías!—, sólo nos deja en calidad de tontos o intolerantes.
En fin. Que ya no hay que sacar… ese tema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario