martes, 22 de abril de 2014

Los narcocorridos “una realidad hecha música”


Los narcocorridos “una realidad hecha música”
Sandra Yadira Palalía Galicia 
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
Taller de ensayo
Según Ramírez-Pimienta, Juan Carlos (21-41) El narcocorrido es un subgénero perteneciente a la música norteña, ya sea en estados del norte de México o por músicos hispanos provenientes de las comunidades latinoamericanas en Estados Unidos. Éste es una versión reciente del tradicional corrido mexicano, y fundamentalmente trata de exaltar o conmemorar figuras, personas y eventos relacionados con el narcotráfico.
Esta clase de canciones no buscan, generalmente, moralizar el tema del narcotráfico, sino más bien detallar las vivencias típicas en las que se hallan envueltos sus personajes. Al igual, existen narcocorridos que agregan al narcotraficante virtudes esenciales para el desempeño de sus actividades ilícitas, proyectándolos como hombres de poder, valientes, justos, astutos, temerarios y resueltos.
El corrido de narcotráfico se fue convirtiendo en narcocorrido en la medida en que la temática pasó de ser el narcotráfico, sus peligros y aventuras para convertirse en una canción que enfatiza la vida suntuosa y placentera del narcotraficante. Ahora, el tener dinero y gastarlo a manos llenas se ha convertido en la nueva medida heroica en una sociedad cada vez más decadente donde los valores son cada vez menos importantes.
La sencillez que tienen al ser narrados, el uso del lenguaje para su composición, las palabras en doble sentido, las metáforas, los vicios, son las principales características que hacen de ellos un genero popular de música.
El mapa del narcocorrido en México ha crecido y evolucionado. Los estilos gruperos penetran cada vez más en el gusto musical, sin distinguir estratos sociales ni económicos. Lo que empezó como un fenómeno fronterizo se ha convertido incluso en un fenómeno de exportación y es Colombia el primer país en continuar la tradición del corrido.
Los narcocorridos se distinguen porque en diferentes formas muestra o dice lo mismo, así como también incita a hacer algunas de estas cosas unos ejemplos son:
ü  Hablan de marcas, como distinción. (ferrari, Buchanan`s)
ü  Mencionan con frecuencia a los estados del norte (Sinaloa, sonora, Michoacán, Culiacán entre otros.)
ü  Está presente en todo momento la muerte pero en una forma gloriosa.
ü  Exaltan al consumo incontrolado del alcohol. Inclusive varios cantantes de narcocorridos en sus eventos tienen que tener una botella.
ü  Muestran a las armas como un sinónimo de poder y los asesinatos que hacen como autoridad. A los que se dedican a solo matar se les llama sicarios.
ü  Pintan a los narcos con mucho dinero, muchas mujeres, con autos de lujo, con poder y autoridad.    
En la televisión, la violencia ha cambiado de escenarios y a la par, la música sobre el llamado “narcomundo” ha abierto nuevos espacios, ambientes y más exponentes se suman cada día al mundo grupero.

Si antes Sinaloa, Tijuana y Sonora eran los estados en donde el narcocorrido tenía asentadas sus raíces con exponentes como Chalino Sánchez, El Gavilán de la Sierra, El As de la Sierra, Los Dareyes de la Sierra, Tucanes de Tijuana o Sergio Vega, Nuevo León y Michoacán se han hecho visibles con exponentes como Beto y sus Canarios, Los Originales de San Juan y Los Razos, entre otros.

Incluso, el guanajuatense Grupo Exterminador se ha colado en el ambiente, enfocado principalmente en el público estadounidense.
Los narcocorridos han sido una forma de exaltación de las aventuras de los traficantes, quienes incluso pagan por tener uno o varios temas que narren sus “hazañas”.
Es de los géneros musicales más populares, pese a que muchos de sus intérpretes temen a las represalias de las organizaciones delictivas.

La popularidad de la música grupera, que engloba a los intérpretes de narcocorridos, se vio reflejada en la Encuesta Nacional de la Juventud, realizada por el INEGI y la Secretaría de Educación Pública en el año 2000, que arrojó en sus resultados un creciente gusto por la música grupera, que ya se colocó a la par del rock nacional, géneros preferidos por uno de cada cinco jóvenes.

“Lo grupero se convirtió en uno de los grandes fenómenos musicales. La capacidad de convocatoria de la música grupera está en tres ejes de la música popular: el conjunto norteño, la música de banda y la reapropiación de la música tropical. Una cantidad mínima interpreta narcocorridos.

Lo que la gente aprecia de la música grupera, la banda o el conjunto, es el ritmo gozoso, bailable, lúdico y muchas veces es independiente de la historia que cuenta”, explica el investigador José Manuel Valenzuela, quien destaca que estos géneros están “insertos en una tradición cultural de dimensión transclasista”, donde todas las capas sociales se involucran y lo potencian.
El narcocorrido está encerrado en un marco temático del cual no se escapa, siendo impresionante el éxito. Abarca todos los temas que conciernen al pueblo sufrido, sea la sierra, sea la vida en el campo, sean las reglas del narcotráfico, etcétera, y éste se reconoce en los narcocorridos como uno se reconocería en un espejo.
Esta manera de visualizar la “narcovida” en los narcocorridos hace que un gran sector de los que los escuchan vea en los capos algo de honestidad y carácter heroico, incluso con estima. Así, los narcocorridos cumplen, indirectamente, la función de hacer de esa actividad un anhelo, de presentarla como una alternativa viable para sobresalir en la vida, ya sea en lo económico, en la valentía o en la invulnerabilidad ante la ley. Por esta razón, los estados de Baja California y Sinaloa han vetado la difusión de los narcocorridos en las radios y televisiones, y es lo que se llama Censura.
¿Pero de verdad nuestra situación cambiara con  censurar a los narcocorridos? A mi punto de vista no, se necesita otras cosas para hacer que en nuestro país desaparezca el narcotráfico, la violencia, los secuestros, etc.  Lo prohibido cautiva, seduce, genera interés.

Tomás Guevara Martínez, coordinador del Laboratorio de Estudios Psicosociales de la Violencia de la Universidad Autónoma de Sinaloa, explica que existe un fenómeno llamado efecto de la denegación, el cual consiste en prohibir algo y que el resultado sea exactamente el contrario del que se espera con la medida restrictiva. “No hay nada que cautive más, no hay nada que llame más la atención que lo prohibido”, comenta.
Y sí, los quitaran de los lugares públicos pero eso no evitara que las personas los escuchen, pues encontraran otros medios como internet, discos, tv abierta, fiestas, rocolas, etc. y quizás los escucharan con más ganas pues dirán ¿Por qué los prohíben? ¿Pues que es lo que contienen?
El prohibirlos o no, es un dilema hasta ahora; que si son malos, que si los prohíben atentan contra la libertad de expresión, que son buenos cuentan la realidad, que desatan la violencia, entre más factores, lo que si es que se siguen escuchando y cada vez con más frecuencia es parte de la narcocultura y lo veo muy difícil que los lleguen a censurar al 100.



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